viernes, 25 de febrero de 2011

¿Cuál es el mensaje de esta señal?

Nosotros usamos señales para dar algún mensaje, pero también Dios nos ha dado señales a nosotros que nos dan un mensaje, este es el caso de la señal del Arcoíris. 

Dios le dijo a Noé:

“Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos: Mi arco he puesto en las nubes…” (Génesis 9:12-13ª)


Entonces nos preguntamos, ¿cuál es el mensaje de esta señal? Debemos recordar lo que dice el Salmo 30:5:


“Porque un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría.”


Este es el mensaje de la señal del Arco en los cielos: "... pero su favor dura toda la vida". Hoy queremos compartir contigo la letra de un clásico himno que nos recuerda la señal del Arcoiris, señal de Dios que es, por supuesto, para ti:


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Tras la tormenta el arco iris,
Y tras la oscuridad, la luz;
Tras la amargura, la alegría
Que a los creyentes da Jesús.


Tras el invierno, primavera;
Tras el combate rudo, paz;
Tras triste valle, excelsa cumbre;
Tras cautiverio, libertad.


Tras cuanto vemos, Dios el Padre,
Su amor que nunca faltará;
Tras este mundo, el cielo a donde
Jesús nos ha de trasladar.


Alegre canto el alma eleva
Pues tras el velo Cristo está
Sosteniendo a la fe de Su nombre,
Y he de mirar Su hermosa faz.


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miércoles, 23 de febrero de 2011

La entrega de uno mismo

No podemos decir que amamos por el hecho de dar un monto de dinero, o por dar un tiempo, o por ofrecer una buena cena, pues aunque esto es una parte, lo mismo se podría hacer por otros motivos.

Pero podemos saber que amamos, si primero nos entregamos a nosotros mismos por el bien del otro, y en esa entrega que es duradera, comprometida y hasta el final, entonces damos y ofrecemos lo que tenemos.

Este es el tipo de amor del que habla la Biblia:

“…andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó así mismo por nosotros” (Efesios 5:2)


“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:25)


“…lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20)

 Si primero hay la entrega de uno mismo en amor, todo lo demás está incluido, y ésta es precisamente la confianza que tenemos en Dios:

“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32)


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viernes, 18 de febrero de 2011

¿Por qué me pones límites?

- Podían comer del fruto de todo árbol, excepto de uno - no cabe duda que desde Adán hay límites. Y con Noé que tenía toda la tierra delante de él, vemos también otro límite:

“Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo. Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis.” (Génesis 3:4)

Los límites de Dios no son excesivos: comer de todo arbol menos de uno no se veía algo asfixiante; igual Noé, podía comer todo excepto carne con su sangre.

En Dios podemos disfrutar mucho, pero, ¿no es verdad que hay peligros en mucho de lo que hacemos?

Los límites entonces no son para coartarnos la felicidad sino para prevenirnos del peligro del pecado que acabará con toda dicha para siempre

Es prudente, vivir dentro de los límites de Dios, y no es tarde para volver a ellos.

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martes, 15 de febrero de 2011

Necesidad de Médico

Delicado de salud, un hombre fue a ver a su médico, pero al llegar al consultorio, sin saludar, dijo al médico:

- A partir de hoy decido que ya no estoy enfermo, quizás para usted lo soy, respeto su verdad, pero respete la mía, antes me creí enfermo, pero ya no lo creo y punto. -

¿Te parece extraña la actitud del paciente? A veces nosotros somos así, pues creemos que no necesitamos a Aquel que puede sanar nuestra alma.

Ni siquiera entramos por la Puerta, no nos sentamos a oírlo, sólo decimos: “no he pecado, no soy tan malo, no necesito tu perdón, todos lo hacen, estos son otros tiempos”.

Hoy podemos dejar de argumentar tal como lo hizo aquel paciente, y podemos decirle a Dios:

"Señor Jesús, reconozco que he pecado y que mi alma necesita tu sanidad, te pido que me perdones y que seas mi Salvador, que tenga la paz que nos diste desde tu cruz, Amén."

A partir de que ores sinceramente, estarás en las Manos del Médico de Alma, su nombre es Cristo Jesús.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16)

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martes, 8 de febrero de 2011

Aunque tu boca no lo confiese

Todos reconocen la existencia de leyes naturales, pero no todos quieren reconocer al Legislador que puso estas leyes. A pesar de eso, la Biblia nos dice claramente que Dios es el gran Legislador:

“Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche.” (Génesis 8:22)


Dios puso las leyes naturales en las que vivimos, por las que comemos, y que estudiamos. Aún la ropa que traemos se produjo por esas leyes, y el agua que tienes junto a ti es por esas leyes.


Aunque tu boca no lo confiese, tu vida misma proclama la sabiduría y el poder del Dios que rige toda la Creación. Pero recordemos, la salvación de Dios es para aquellos que confiesan con sus labios al Dios Creador y a su Hijo Jesucristo:


“que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” (Romanos 10:9)



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jueves, 3 de febrero de 2011

Nunca me olvidaré de ti

Recordar es algo muy especial, aquellos tiempos de niños, la escuela, los amigos, y las experiencias gratas que nos llevamos en el corazón.

Pero también debemos saber algo: Dios se acuerda constantemente de nosotros:

“Y se acordó Dios de Noé, y de todos los animales, y de todas las bestias que estaban con él en el arca; e hizo pasar Dios un viento sobre la tierra, y disminuyeron las aguas.” (Génesis 8:1)

Cuando Dios se acuerda de nosotros no es porque nos olvide, sino que nos hace ver que conoce nuestra situación, aquello que sentimos y pensamos, y está dispuesto a ayudarnos.

Dios tiene siempre presente que un día le creímo y entramos a la barca así como Noé, pues el arca es figura de la salvación en Su Hijo Jesús.

Ahora nosotros, nunca olvidemos lo que Dios nos dice:

“¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.” (Isaías 49:15)


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martes, 1 de febrero de 2011

La brecha

Antes de que Dios actuara con el diluvio, tanto Noé como los otros hombres parecían tener lo mismo en la tierra: propiedades, familia, trabajo, descanso, etc. Pero cuando Dios actuó en el diluvio, entonces se mostró la diferencia de creerle a Dios a no creerle.


Cada uno de nosotros somos llamados a creer a la Palabra de Dios cuando la oímos, pero algunos siguen diciendo: todos tienen lo mismo, lo importante es creer en “algo” y hacer lo que te gusta, y esta creencia no es algo extraño, pues el Señor Jesús dijo que como en los días de Noé así estarían las personas cuando él venga:

“Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.” (Mateo 24:37)

Vemos entonces que hay una brecha espiritual que aún es invisible ante los ojos humanos, en un lado están los creyentes en Cristo y en otro los incrédulos, todos parecen tener la misma suerte en la tierra, pero al final de la vida o cuando Cristo venga, esta brecha se abrirá ante los ojos de todos.

¡Cristo viene otra vez!

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