"Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor
sea con todos vosotros." ( 2a Tesalonicenses 3:16).
Aunque el apóstol Pablo, manda por el Señor, que cada quien
trabaje, manda también que trabaje con paz, sosegadamente. No dice que no
trabaje duro, sino con paz en su corazón.
De modo que el trabajo duro, no quita la fe, sino que por la
fe cada persona puede trabajar con paz en su corazón. De manera que al final
dice:
Y el mismo Señor de
paz os dé siempre paz. ¡Cuánto necesitamos esta paz en estos tiempos de
estrés! Debemos trabajar duro, pero no con estrés sino con paz
en nuestro corazón. Debemos trabajar confiadamente, sosegadamente.
Esto no se logra poniéndonos de acuerdo, sino que es una
obra del Señor de paz, nuestro Señor Jesucristo. Si en nuestro corazón está Él,
entonces podemos tener paz, Él es nuestro sustentador, nuestro ayudador,
nuestra fuerza.
Debemos orar, para que el Señor de paz, nos de paz siempre,
en toda manera. La Escritura no sólo nos dice de la paz, sino que nos habla del
Señor de paz.
Si el Señor de Paz está presente, las cosas alrededor se
someten a Su Señorío, pero principalmente nuestro propio corazón. Si nuestro
corazón está bajo el Señorío de Cristo, está bajo el señorío de la paz de
Cristo.
A veces, nuestro corazón parece estar bajo el señorío de un
tirano estresante, o de los elementos del mundo, que nos dicen que las cosas
vienen mal. Lo que vemos, lo que oímos, lo que palpamos nos dice que las cosas
no están bien.
Entonces sólo podemos estresarnos. Pero si nuestro corazón
está bajo el Señorío de Cristo, es Él quien nos habla y nos imparte Su paz
siempre, en toda manera.