Nuestro lenguaje corporal, ¿le interesa a Dios?

Se dice que más del 70% de nuestra comunicación diaria es no verbal. Y… ¿cuántas veces decimos algo con palabras mientras que el resto de nosotros lo niega?

Lo mismo pasó con Sara, la mujer de Abraham, cuando oyó de parte de Dios que tendría un hijo en su vejez, y entonces se expresó corporalmente:

 “Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja?” (Génesis 18:3)

 Muchas veces, con nuestro lenguaje corporal y con palabras internas, decimos o casi gritamos a todos que dudamos de Dios.

Hoy otros casos como el de Sara, el mismo Dios que ese día preguntó “¿Por qué se ha reído Sara…?” también vio a unos hombres que iban rumbo a Emaús, y a ellos les dijo: “¿...porqué estáis tristes?”

Pues ni Sara, ni los que iban Emaús creían en lo que Él les había dicho.

Si nuestro lenguaje interno testifica que dudamos de Dios, nos conviene cambiar de mensaje. 

¿Por qué no iniciamos oyendo lo que el Señor le dijo a Sara?:

"¿Hay para Dios alguna cosa difícil?” (Génesis 18:14)


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