Delicado de salud, un hombre fue a ver a su médico, pero al llegar al consultorio, sin saludar, dijo al médico:
- A partir de hoy decido que ya no estoy enfermo, quizás para usted lo soy, respeto su verdad, pero respete la mía, antes me creí enfermo, pero ya no lo creo y punto. -
¿Te parece extraña la actitud del paciente? A veces nosotros somos así, pues creemos que no necesitamos a Aquel que puede sanar nuestra alma.
Ni siquiera entramos por la Puerta, no nos sentamos a oírlo, sólo decimos: “no he pecado, no soy tan malo, no necesito tu perdón, todos lo hacen, estos son otros tiempos”.
Hoy podemos dejar de argumentar tal como lo hizo aquel paciente, y podemos decirle a Dios:
"Señor Jesús, reconozco que he pecado y que mi alma necesita tu sanidad, te pido que me perdones y que seas mi Salvador, que tenga la paz que nos diste desde tu cruz, Amén."
A partir de que ores sinceramente, estarás en las Manos del Médico de Alma, su nombre es Cristo Jesús.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16)
Mis2minutos
Suscribe a un conocido, envía comentarios, o solicita baja en:
mis2minutos@hotmail.com
Archivo histórico: www.mis2minutos.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario