Antes de que Dios actuara con el diluvio, tanto Noé como los otros hombres parecían tener lo mismo en la tierra: propiedades, familia, trabajo, descanso, etc. Pero cuando Dios actuó en el diluvio, entonces se mostró la diferencia de creerle a Dios a no creerle.
Cada uno de nosotros somos llamados a creer a la Palabra de Dios cuando la oímos, pero algunos siguen diciendo: todos tienen lo mismo, lo importante es creer en “algo” y hacer lo que te gusta, y esta creencia no es algo extraño, pues el Señor Jesús dijo que como en los días de Noé así estarían las personas cuando él venga:
“Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.” (Mateo 24:37)
Vemos entonces que hay una brecha espiritual que aún es invisible ante los ojos humanos, en un lado están los creyentes en Cristo y en otro los incrédulos, todos parecen tener la misma suerte en la tierra, pero al final de la vida o cuando Cristo venga, esta brecha se abrirá ante los ojos de todos.
¡Cristo viene otra vez!
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