“Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos
les parecía, pero éste (nuestro Dios) para lo que nos es provechoso, para que participemos de
su santidad.” (Hebreos 12:10)
Alguien diría que la respuesta a esta pregunta depende en su
totalidad de a quién le preguntes. Algunos dirán que la santidad consiste en no
maquillarse, otros manejarán medidas para el vestuario, otros dirán que son los
ritos, otros harán de la santidad un círculo elitista, otros que es la corbata,
etcétera, etcétera.
Sin embargo la santidad según la Biblia tiene que ver
principalmente con la Presencia de Dios, pues sólo Él es Santo. Así que somos
santificados en la medida que vivimos en la Presencia de Dios, y esto inicia
desde que le pedimos al Hijo de Dios que venga a morar en nuestro corazón.
Al ser entonces nosotros hijos de Dios, por la fe en Cristo,
también somos disciplinados por Dios, para que participemos de Su Santidad, es
decir, somos instruidos, y (aunque no nos guste) también somos corregidos por Él, a fin de
que participemos de la santidad de Dios.
No olvides que la santidad empieza de dentro hacia fuera, y
no al revés, así que no nos ayudará mucho fingir los días domingos, o delante de ciertas personas, mejor
busquemos la verdadera comunión con Dios, en una oración personal, humilde y sincera, lo
cual no despreciará Dios.
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