La Biblia nos dice que muchos salieron de Egipto, pero no
todos entraron al reposo de Dios, pues algo les pasó cuando caminaban el
desierto, que quedaron postrados (pues no tuvieron fe para seguir).
Un día, iniciamos la vida cristiana por fe,
y así también debemos seguir. Debemos ver siempre a Cristo en la cruz, llevando ahí
nuestras culpas, pecados y debilidades. Pero no debemos alejarnos de la Cruz de Cristo
porque ahí está toda nuestra victoria.
Si Cristo es nuestro “Camino” entonces, pase lo que pase, sea noche o día, estés de buen ánimo o no, siempre debes estar unido a Él, viéndolo a Él, debemos permanecer entregándole toda
preocupación y anhelo con sinceridad, y caminar confesando Su victoria, Su
perdón, y Su reino; esta es la forma de caminar con Cristo. Si lo dejamos de hacer podemos exponernos a engaños que nos detendrán en el camino, pero si lo hacemos constantemente, perseveraremos en victoria.
“Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y
haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del
camino, sino que sea sanado.” (Hebreos 12:12-13)
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