miércoles, 14 de diciembre de 2011

Un mal negocio


“Una tarde, en el transcurso de una corrida que presenciaban Picasso y su amigo Eugenio Arias, un picador le brindó la faena a don Pablo (Picasso), lanzándole su sombrero. Picasso se lo devolvió con un dibujo que había improvisado durante el transcurso de la misma.

Más tarde, al finalizar el espectáculo, el picador le comentó a Eugenio Arias, que uno de los toreros que intervenían en la fiesta le había ofrecido, nada más y nada menos, que cincuenta duros por su sombrero. Arias le aconsejó que lo recuperara porque había hecho un muy mal negocio.

Años más tarde, se volvieron a encontrar Arias y el picador, y éste le agradeció efusivamente el consejo que Arias le había dado en aquella ya lejana oportunidad, ya que gracias a la venta del "famoso" sombrero había podido comprarse una casa."

Muchos de nosotros, no nos damos cuenta de lo que tenemos en Dios: Sus promesas, Su fidelidad, Su Salvación, Su Gracia, todo es para nosotros. Pero hay “interesados” que nos ofrecen llamativos dones por “toda nuestra herencia”. El asunto es que esos “dones” son irreales, y promesas que no se cumplirán.

Como buenos negociadores, no debemos perder toda la herencia actual y eterna que el Señor nos ha dado en Él. Debemos valorar lo que tenemos, no sea que después no lo podamos recuperar.

“No sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.” (Hebreos 12:16-17)

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